Nací en Avilés, Asturias 1961. Provengo de una familia humilde, nacida de la emigración interior, mi padre era una gallego que dejo su tierra para trabajar en la factoría de Avilés (entonces ENSIDESA), conoció a m i madre, asturiana, y ahí comenzó todo. Hija de obrero y ama de casa, fallecidos prematuramente en un terrible accidente del que conservo secuelas. Soy huérfana de padre y madre desde los 12 años, no tuve oportunidad de realizar estudios superiores y comencé mi vida laboral a los 19 años.

Soy autodidacta, pero lejos de lamentarlo, creo que ha sido una suerte no portar academicismos. Comencé mi andadura artística de forma tardía, con una exposición individual de pintura, y aunque tuve alguna experiencia expositiva anterior e incluso obtuve un premio en Oviedo en 1995, fue en esa exposición de 1999 donde me sentí seriamente encaminada a dedicar mi vida al arte. Y una cosa llevó a la otra.

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Más que inspiración yo lo llamaría necesidad, esa que nace de forma inexplicable y te hace sentir obsesiones que debes plasmar y para ello sí que existen elementos que pueden inspirarte y que conviertes en metáforas plásticas, poéticas y demás. Algunos de estos elementos se repiten en mi trayectoria: el mar, el dolor, la muerte, la espera, la desilusión...

Creo que el feminismo es algo necesario e inevitable, soy feminista, pero no porque me consideré activista, no porque sea un carro al que parece que hay que agarrarse para estar de moda, no porque crea que somos mejores, sino porque hoy en día sería una falta de responsabilidad no serlo y porque es algo que toda mujer debe ser. No participo como número de ninguna militancia, de ningún istmo, me defino como solitaria y escéptica. Quizá mi desarrollo en solitario me ha hecho amar la soledad, sin embargo, como ser sociable que soy, me gusta colaborar con otrxs artistas, y prueba de ello es INMODERATUS.